Lo que alguna vez fue el campo de deportes delo s
empleados de la fábrica, en la actualidad el espacio se encuentra en un dilema
que afecta a gran parte de los ciudadanos de Quilmes. El parque de la Cervecería frente a
rumores, despidos y cierre.
Son las seis de
la tarde y vuelvo por el mismo trayecto de siempre, tomo el pintoresco atajo
del popular barrio de la cervecería de Quilmes; “Villa Argentina” ubicado sobre
Av. Otto S. Bemberg. El tramo es oblicuo y esta envuelto por Plátanos alineados
a la calle, son árboles altos que se cierran en sus copas frondosas y con los
años conformaron un techo de hojas y ramas que se entrecruzan.
Al salir de las rotondas
que caracterizan a la villa, pasando por la capilla y el colegio Manuel
Belgrano, llego a las puertas del Parque de la cervecería. Al final de la
calle, sobre Av. Triunvirato, observo a un grupo de personas que me obligan a
desviarme. Detrás de la manifestación acompañada de bombos se visibiliza una
columna de humo negro que impresiona y da dramatismo a la situación, el
transito esta completamente interrumpido y las puertas de madera del parque
están cerradas extrañamente.
Leandro Savaro
tiene 28 años; trabajó nueve en la firma Cerve S.A. Una sociedad compartida por
siete personas que entre ellos figura Víctor Blanco, el actual presidente de
Racing, quien también es un importante empresario en el ámbito hotelero y gastronómico
en el país. Cerve S.A. obtuvo la concesión de la Cervecería para explotar
el salón cervecero. El
mismo funcionaba como restaurante abierto al público pero desde el 28 de abril
del 2015 se encuentra cerrado, supuestamente, por “reformas”.
Leandro es un
pibe trabajador, vive en el barrio fundado por la cooperativa cervecera que no
es Villa Argentina, sino que este pequeño barrio se encuentra a unas diez
cuadras al sur del Parque de la
Cervecería y está situado sobre la calle Ricardo Gutiérrez.
Me comunico
temprano con Leandro, luego de mantener charlas previas, para concretar una
entrevista. Se habrá sentido sorprendido por el llamado a esas horas de la
mañana del sábado 13 de junio. Concretamos que en unas horas iríamos a su casa.
Leandro no se
apuro a cambiarse, no se afeito ni se peino, alcanzo a estirarse en la cama y
se limito a levantarse, tal vez de mala gana. Llegamos mi colega y yo. Tocamos
timbre. Leandro no entendía muy bien porque dos jóvenes se interesaban tanto
por lo que había pasado ¿En carácter de que? ¿Periodistas? ¿De la Universidad de
Quilmes?
Nos abre Leandro y
nos encontramos con un joven amable, de ánimo triste, parece recién levantado,
nos invita a pasar. Nos cuenta porque esta desempleado y siente que lo
obligaron a tomarse unas vacaciones imprevistas, que le vinieron bien, según
él. Hace dos meses que dejó de trabajar en el restaurante del Parque. Habla
pausado y tranquilo, como si estuviese hastiado de hablar sobre el tema; da la
impresión
de que no hay más nada que hacer.
-Trabajé tres años de mozo de salón con recibo de mozo
de barra y estuve de cajero.
-¿Y que pasó?
Fueron los delegados al sindicato por el despido de
una compañera que estaba con licencia psiquiatrica. Los
delegados se enteraron en el sindicato que nos iban a echar a todos y nos contaron
a nosotros. Cuando la empresa se enteró de que todos sabíamos mandaron el telegrama. Esto
fue un viernes y el lunes siguiente nos enviaron el telegrama, faltando doce
días para el cierre.
-¿Cuál era el motivo con el que justificaban los despidos?
-Se vencía el contrato de
la concesión. Eso es lo que figura en el telegrama y la empresa te indemnizaba
por el Articulo 247 que era pagándote el 50% de la indemnización por despido en
situaciones de cierra por fuerza mayor. En realidad para que te paguen el 50%
debían haber pasado algunas pautas que no se cumplieron. Hoy en día estamos
peleando eso, tenemos abogados yendo a conciliaciones pero bueno todavía no se
llego a ningún arreglo y ya pasaron casi dos meses. Peleamos el 100% de la indemnización, en sí
de los 60 empleados mas o menos 48 ya arreglaron por el 50% o tal vez un poco
más de la indemnización. Hubo un par de reuniones donde el dueño te citaba para
ofrecerte un número por encima del 50% de la compensación. Algunos arreglaron
pero quedó ahí, se diluyo. Ahora nos quieren dar un 70% sin los preavisos
(meses que corresponde del preaviso de despido) solo por la antigüedad. Según
la antigüedad que uno tenga existe por ley un tiempo estimado, en mi caso son 2
meses de preaviso.
Acá avisaron 12 días antes.
La idea era que no nos enteremos, que llegue la fecha y el día de la fecha ir a
trabajar y que este cerrado. Bueno se adelantó el tema porque nosotros nos
enteramos. Fue de casualidad. Nos llego el telegrama que decía que desde 28 de
abril estábamos despedidos. Algunos seguimos trabajando hasta el 28 y hubo
otros que desde la fecha del telegrama pusieron abogados y dejaron de ir.
Otto S. Bemberg,
fue el fundador de la
Cervecería y Maltería Quilmes S.A. y también del Parque de la Cervecería. Bemberg
fue caracterizado como un empleador ejemplar que se interesaba por brindar una
vida digna a sus empleados. Después de haber pedido
las tierras al municipio para construir la fábrica de la cervecería y el campo
de deportes (Actual Parque de la
Cervecería ) también ideó e impulsó la construcción de un
barrio adyacente en 1925, con un total de 192 viviendas con ornamentaciones inspiradas
en los barrios europeos de los años 20. Dentro de este barrio también fundo una
escuela, la actual escuela N°30 o Manuel Belgrano y en 1966 inauguró una
capilla.
Un libro de tapa amarilla viejo y olvidado en la biblioteca pública de
Quilmes recorre la historia de la cervecería. Narra la historia y su fundación
haciendo un panorama de la función social que esta cumplía junto al reconocido
parque. El libro parece haber sido impulsado y creado por la misma empresa.
Recopila anécdotas, testimonios y toda clase de datos sobre el funcionamiento
de la fábrica y sus actividades en las zonas linderas al oeste de la ciudad.
“Aquella original actitud
de desarrollo social fue la que guió la
adquisición de 105.000 m² para construir un barrio de viviendas en
terrenos adyacentes al Parque. Se trataba de una verdadera ciudad jardín con
viviendas rodeadas de amplios espacios verde, techos de tejas, carpinterías de
hierro y madera y otros elementos constructivos de calidad artesanal” (El libro
del Centenario de la cervecería Quilmes;1990)
El campo de deportes de Bemberg, hoy parque
de la cervecería, se concretó en 1922 con 87.000m². Fue la cita obligada para
empleados e hijos en las fiestas de fin de año brindadas por Bemberg, además,
el espacio se utilizaba para brindar actividades deportivas y recreativas como
espectáculos circenses y bailes. Casi siempre tenía la función de local
bailable que comenzaba al fin de la jornada laboral. En realidad se utilizaba de
manera promocional de la cerveza. Era un espacio donde al fundador decidió
construir su casa de campo y donde este podría rodearse de celebridades
conformando una especie de club.
Hoy el predio cuenta con Canchas de futbol,
juegos para niños y un gran salón con pisos de madera junto con una barra que
ofrece la cerveza tirada a un precio menor que el comercial. Lo que alguna vez había
sido un lugar predilecto para que su fundador promocionara la cerveza y pasaran
personalidades reconocidas internacionalmente, hasta hace unos pocos días
funcionaba como restaurante de carácter privado. La
concesión comenzó en 1998 y vencía en 2015. Desde la página Web oficial del
Parque se disculpaban con los clientes explicando que desde el 28 de abril
estaría cerrado por reformas. Desde su cuenta en Facebook resumen de la misma
forma el cierre del restaurante. También circularon cadenas en las redes sociales
que exponían la cara de uno de los socios de la empresa que explotaba el salón
de eventos, Víctor Blanco. La imagen estaba acompañada a un texto donde se lo acusaba
al actual presidente de Racing por los despidos. Poco se sabía de la propiedad e
incluso de la suerte de los trabajadores. Era común el cierre del parque si se veía
afectado a fiestas organizadas particularmente por la cervecería pero en esta
ocasión llamo la atención de la comunidad Quilmeña. De los tres cortes de calle
que se produjeron el que tuvo mayor repercusión fue el del 21 de mayo, ese mismo
día se hicieron presentes medios audiovisuales y medios gráficos locales, habló
la delegada, hubo ruido y ninguna respuesta.
María Ángela Palacios tiene 72 años, vino a Quilmes desde Catamarca en
1972, corta cebollas para hacer el almuerzo para sus nietos. Es vecina del
barrio Nueva Villa Argentina que se encuentra al extremo sur del Parque a pocos
metros del barrio donde vive Leandro. Ángela recuerda los años setenta, cuando
acompañaba a sus hijos a catecismo, ellos eran alumnos de la escuela N°30. Para
hacer un poco de tiempo llevaba el termo para disfrutar del día con una
merienda al aire libre, se sentaban en un banco del Parque a tomar mate cocido
con pan casero.
-Todos iban a merendar al
parque, a veces íbamos con Chelo (María Consuelo Alonso De Rubalcaba), mi
vecina venía con sus hijos, los chicos Rubalcaba. Íbamos todos a hacer picnic. Toda
la gente iba a tomar mates, muchos chicos. Hasta que después prohibieron entrar
con alimentos.
Angela, como tantos otros vecinos, le resultaba inverosímil la idea de
que el parque cerrara. Lo que generaba mayor incertidumbre era el rumor sobre
el que este podría convertirse en un barrio privado. El rumor original que
corría, hacía varios años había vuelto a tener un pico de atención en el
conflicto y en el conocimiento popular.
El cierre del parque coincidió directamente con el evento del corte de
la calle, según Leandro, la empresa no se lo esperaba. El parque que comúnmente
reúne a vecinos que concurren a realizar actividades deportivas diversas, por
unos días no se los permitió. Esto quedo claro al observar las caras de
desconcierto cuando a medida que llegaban los usuarios recurrentes para cumplir
con sus rutinas deportivas se acercaban a preguntarle al personal de seguridad,
que nerviosos y atrincherados no daban muchas respuestas. Durante los días que
permaneció cerrado se produjo una citación al total de los 60 empleados
despedidos, fue una cita para una conciliación monetaria.
Poco a poco se reunieron los empleados que finalmente decidieron ceder
frente a la empresa, de los cuales se hicieron presentes la mayoría. Todos
estaban inquietos, la situación era extraña e incomoda ya que no se sentían
bien al respecto sabiendo que algunos sus compañeros no quisieron alcanzar esta
conciliación. Víctor Blanco y sus socios estaban reunidos en el salón del restaurante,
solo acompañados por el personal de seguridad y algunos de administración que
no habían sido despedidos. El objetivo era ofrecer una compensación que a ambas
partes les fuese conveniente. Los hicieron pasar de a uno a la vez, mientras
tanto los demás esperaban fuera del parque junto a las puertas de madera. Se
veían impacientes y un poco confundidos por la forma de accionar de sus empleadores,
como si les temieran. El fin ultimo de este mal procedimiento frente a los
empleados, no fue otra cosa que finalizar con el cambió de firma y la limpieza
de los trabajadores que acumulaban antigüedad. Este proceder es algo muy común
en el rubro gastronómico. Cierran, cambian de firma e intentan llegar a un
acuerdo, una indemnización que convenga para no llegar a las vías legales. El
mismo dueño había dicho que se iban a presentar a licitación y que iba a abrir
en septiembre porque se iba a llevar a cabo la remodelación efectivamente, pero
hace 2 meses que no hay movimiento en el restaurante. El espacio y la
explotación gastronomica en términos de rentabilidad fue siempre positivo
asegura Leandro -“Trabajaba muy bien,
hasta AFIP indicaba que la empresa en los últimos 4 años había crecido” Luego de conocer el testimonio de Leandro, uno
de los empleados que no había alcanzado conciliar con la empresa, nos pusimos
en contacto con uno de los socios de la firma, la cara visible de la empresa, Víctor
Blanco, principal protagonista y mayormente afectado por su carácter público y
sus relaciones con el ambiente futbolístico. Luego de varios intentos para
lograr comunicarnos vía mensajes de texto, no accedió a contactarse cara a cara
alegando que no se encontraba en el país. Pero accedió a responder distendidamente
a través de comunicaciones telefónicas.
-La concesión terminó, tenía contrato por 16 años, el
parque es de Quilmes. Dependerá de lo que quiere hacer la cervecería, no de mí.
-¿Y las
indemnizaciones a los empleados que fueron despedidos?
Se pagaron de
acuerdo a la ley y de común acuerdo con el personal y sus delegados, al momento
firmaron y cobraron más del 80% de los empleados sin ningún inconveniente. Es
bueno decir que al vencer la
Concesión y no renovar el contrato no fue agradable para
nuestra empresa. La empresa fue un ejemplo en estos 16 años con los pagos y
obras sociales de la gente, cosa no muy común en este tipo de concesiones, si
recordamos el concesionario anterior se fue de un día para otro y no le pago a
nadie. Los empleados la gran mayoría es gente muy buena, salvo algunos vivos
que siempre hay en todas partes.
El empresario
hizo entender que el tema ya estaba cerrado y a pesar de todo sentía que el
conflicto pesaba mas en su espalda que en las de los otros socios, probablemente
porque él se veía mas expuesto.
- Los empleados los conocen a casi todos los dueños, la
realidad es esta. Se les pago toda la antigüedad, por eso firmaron con el
sindicato y el ministerio más de 44 empleados, los que quedan buscan otro tipo
de excusa promovido por sus abogados. Pagamos más de 4.000.000 millones en
indemnizaciones.
-La cuestión es
que ellos reclaman que no cumplieron con los preavisos
-Lo hicimos cuando supimos ciertamente que no renovábamos,
al margen eso no tiene nada que ver, nosotros enviamos los telegramas correspondientes
a todos.
Espero te pueda haber ayudado a aclarar un poco, no
soy de contestar mucho, por eso motivo nunca
respondí las agresiones de una pequeña parte de personal y me quedo con la
imagen de la gran mayoría de los empleados.
El Parque de la
cervecería no brindó información ni emitió opinión sobre lo acontecido. Los
trabajadores de la fabrica poco saben de lo que pasa en el parque de la cervecería,
posiblemente sea consecuencia de que el predio dejó de cumplir esas bondades
sociales que alguna vez habría ideado Otto Bemberg. El parque solo es utilizado
por algunos empleados para acceder a las canchas de fútbol y la pileta. El
público, los vecinos, solo pueden acceder a caminar por los caminos de arena,
correr, trotar, entrar y salir, no se puede ingresar con bicicletas, se puede
practicar tenis pero el servicio es privado. No se puede ingresar con bebidas
ni alimentos, no se puede hacer picnic. El día de la primavera ya no es punto
de reunión para los jóvenes, hoy en día las parejitas suelen acomodarse atrás
de un árbol, llevan una manta y pasan la tarde. No se sabe si el restaurante va a volver a
abrir. Esta claro que el rumor que mantienen vivo los vecinos sobre el avance de los barrios privados en la zona sur y su posible afectacion seguira dando vueltas. Hoy el parque esta abierto, el verano pasó y el restaurant sigue cerrado.
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