martes, 22 de julio de 2014

Vomitando Conejos.

Así te quiero y así te veo. Como un bloque de hojas con mil historias escritas dentro. Con personajes secundarios que no modifican lo que va a pasar en el desenlace. Somos los protagonistas de este "algo" que no tiene remedio. Condenados por el destino de los injustos, la soberbia de los idiotas y la ansiedad que nos gobierna y nos ciega del ahora. Ciegos del amor que solíamos darnos. Ansiedad que destruyo la tolerancia y el amparo. La sensibilidad aplacada por las cosas superflúas y tontas. Pero te lo dije y ahora somos nada. Nadas nadando en un mar que no devuelve nunca las cosas lindas ni a las personas únicas, ni las tardes solos. Un mar que nunca le importo de nadie, que saca y toma lo que quiere y lo hunde cuando quiere.

Te cuento que te encuentro entonces en el patio, en un sueño o en el remoloneo a la mañana en la cama. Te invento en el pasillo o en la cocina sonriendo, girando y cantando. 
Y ahí estoy yo, desconcertado, en una especie de vigilia consentida de algo que no se bien que es pero no importa. No importa porque seguís siendo vos, y de repente se desvanece y queda el hoy, la realidad toma protagonismo, es un ir y venir constante, y resuenan los pájaros de la manzana y ya es la tarde. El sol quema el nogal, se ilumina el patio a medias y te veo otra vez caminando y disfrutando el aire, la vida y las ganas. Todo sigue, vuelve a la normalidad. Todo es tarde. Ya es tarde y nada extraordinario pasa. Excepto por esos cortos que la memoria me regala. La cabeza da vueltas como una continuidad de algo que dejo de ser lo que era. Como acostumbrarse a alguien y que este se vuelva sensible y tangible, y de repente se pierde en lo abstracto, se vuelve invisible. Poco a poco se hace real y duele. Un ataque de un no se qué que a la realidad altera. Todo sigue siendo un capitulo de un libro que lleva tu nombre, que vendría a ser un solo tomo de algo mucho mas grande como una colección titulada con el mio. Y nunca deja de ser eso. Algo escrito que perdura y existe. Con una extensión mas o menos larga pero que poderosa al fin como cualquier libro. Vos sos el libro. Te leo y me dejas marcado. Termino y te dejo. Pero al tiempo vuelvo y te abro, se que ya no sos nada. Siempre serás la continuidad de algo que no fue y que no puede morir nunca.

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